VIVE TU EXPERIENCIA YOGA!

¡VIVE TU EXPERIENCIA YOGA! Te invitamos a experimentar el yoga, es una fabulosa disciplina, sistema, y método integral y holístico, que transforma cuerpo, mente y consciencia, desarrollando tu máximo potencial. Podemos definir al yoga como "sarvāṅga sādhana", una práctica para todo el cuerpo basada en técnicas psicofísicas. También es "antaraṅga sādhana", una práctica interna, para trascender la mente por medio de la concentración y la meditación. El yoga nos lleva así a la salud del cuerpo, la serenidad de la mente, la paz del espíritu y la plenitud de la vida.

LA UNIÓN DEL YOGA Y EL AYURVEDA por Patricia V. Bomczuk

El yoga y el ayurveda tienen un origen común. Ambas ciencias han surgido para brindar a la humanidad herramientas para la vida. Ambas ciencias consideran que la vida es sagrada y altamente valiosa. El objetivo de la vida es lograr el nivel mas alto de realización, se suele llamar a esto “autorrealización”, y significa nada más y nada menos que lograr un estado de unidad entre todas aquellas partes que nos componen. Unidad de cuerpo, mente y alma. Unidad con lo Divino que también es lo que somos en esencia.

Se explica que el yoga es la parte espiritual para el ayurveda, y el ayurveda es la parte medicinal para la práctica del yoga.


Ayurveda significa “ciencia de la salud, o ciencia de la vida”. El ayurveda enriquece y potencia a la práctica del yoga, en el sentido de que nos sigue aportando más herramientas que permiten ampliar nuestro campo de comprensión.

Me gusta aclarar que el yoga es una práctica totalmente completa en sí misma, al estudiarla en profundidad podemos llegar a sentir que realmente no le falta nada más. Sin embargo, es a nosotros, los practicantes, a quienes nos puede servir muchísimo incorporar la mirada del ayurveda. ¿En qué sentido nos puede servir? En que nos ayuda a ampliar nuestro campo de comprensión, a entender mejor nuestra naturaleza y tendencias, y a entender como adaptar mejor la práctica del yoga de acuerdo a nuestras propias necesidades.

No somos todos iguales, no estamos todos en el mismo proceso, ni en el mismo punto del caminar. No tenemos todos el mismo estado de salud, ni el mismo desarrollo psicológico y madurez. Existen diferencias y esas diferencias deben ser atendidas en el momento de practicar. 

Es muy importante que la práctica que realicemos sea adecuada para nosotros. Esto se logra potenciar con la unidad del yoga y del ayurveda. Es uno de los caminos, no es el único, pero es un camino muy valioso.

El ayurveda nos habla en sus postulados principales sobre los doshas: vata, pitta y kapha. Comprender que dosha predomina en nosotros será una gran clave para comprender cuál es nuestra tendencia y que estilo de práctica necesitamos. El ayurveda nos enseña a comprender nuestra propia naturaleza observando también la naturaleza externa. Observa el desarrollo y movimiento de los elementos: éter, aire, fuego, agua y tierra. Los observa en su danza, ¿es una danza que está coordinada, o hay caos y desorden?

La observación desde el silencio y la quietud permite ver mejor aquello que está fuera de lugar, aquello que rompe el equilibrio, la armonía y la paz. Cuando hay silencio, y de repente surge algún ruido solemos escucharlo mejor e identificar muy rápidamente exactamente de dónde viene. Sólo así podemos trabajar y abordar con eficiencia aquello que más necesitamos para lograr el balance.

Hay muchas leyes que gobiernan la naturaleza, y tanto el ayurveda como el yoga las estudian. Conociendo todo esto se amplía nuestra comprensión. Ampliar la comprensión es fundamental para poder escucharnos y observarnos con objetividad, esto nos permitirá un trabajo más eficiente sobre nosotros mismos para poder sentirnos mejor. Así, hay personas que necesitarán una práctica más tranquila, otras una práctica más dinámica. Habrá días que se necesitará de ambas.

Dinámico, o más relajado, el yoga debe llevarnos al mismo punto: aquietar el movimiento oscilante de la mente, aquietar los elementos de la materia que se encuentren desequilibrados. Una práctica correcta es aquella que nos deja a las puertas de la meditación. 

¿En qué puerta te deja tu práctica hoy?

El ayurveda aborda los procesos de sanación valiéndose de diversas herramientas y formas de tratamiento con un único objetivo: llevar armonía a los aspectos físicos para desde esa plataforma de despegue profundizar en el desarrollo espiritual.

El ayurveda incorpora la práctica del yoga cuando la persona en tratamiento está lista para profundizar en sus aspectos internos. Allí el ayurveda invita a sus adeptos a practicar el yoga, y una gran herramienta que es la meditación.

¿Hay unidad en ambas ciencias? Si, ambas fueron entregadas a la humanidad para mejorar nuestra calidad de vida, para volver nuestra vida afortunada y para que no se nos pase la oportunidad más valiosa: la autorrealización. Lo cuál traerá paz a todas las áreas de nuestra vida y a todos los rincones de la tierra.


- Texto: autora, Patricia V. Bomczuk.

- Imagen: arte de Dinesh Shrestha. Representación mítica de Shri Dhanvantari, quién entregó la ciencia del ayurveda al mundo. 

UNA LUZ PARA EL HATHA YOGA por Maximiliano A. Pellotta

"Los diferentes caminos que conducen al samādhi, que utilizan distintas técnicas, fueron descritos por los grandes maestros de la antigüedad, los cuales basaron las enseñanzas en su propia experiencia." - HYP - IV.63 

La "Haṭhayogapradīpikā" (la luz del haṭhayoga), es un antiguo texto sánscrito (data del siglo XV e.c.), que sistematiza las prácticas y metodologías del haṭhayoga, y ha sido a lo largo de los siglos, uno de los principales textos de referencia de esta disciplina. Fue escrito por el yogī Svātmārāma, discipulo de Matsyendra y Gorakṣa, quienes dieron origen al linaje y escuela de los nātha yogīs (señores del yoga).

Una Inmersión en la Disciplina del Cuerpo y la Mente

"El haṭhayoga es un refugio para quienes padecen de los tres tipos de dolor. Para todos los que se dedican al yoga, el haṭhayoga es la base que soporta su práctica." - HYP - I.10 

La "Haṭhayogapradīpikā" consta de cuatro capítulos, cada uno de los cuales detalla los procesos y aspectos fundamentales de la ciencia del haṭhayoga, y como esta es parte integral del rājayoga. El texto comienza con salutaciones a Ādinātha, el primer instructor y señor del yoga, y procede a explorar las āsanas (posturas), prāṇāyāmas (control de la respiración), mudrās (sellos) y bandhas (cierres energéticos).

Se abordan también los requisitos que debe cumplir el adepto para que sus prácticas den fruto, incluyendo las normas regulativas, de alimentación y el lugar de la práctica. Otro aspecto importante del tratado, es la práctica del nādam, al audición del sonido divino (mantra OM).

La obra se adentra en los secretos del cuerpo físico y sutil, describiendo la activación de los nāḍis (canales de energía) y la ascensión de kuṇḍalinī (energía espiritual) como resultado de la práctica diligente y constante del haṭhayoga. Además, ofrece instrucciones precisas sobre cómo llevar a cabo las āsanas y khumbakas (control de la respiración), guiando al adepto en su camino hacia el autocontrol y la autorrealización.

La Integracion de los Opuestos

"Mientras la respiración (prāṇa) sea irregular, la mente permanecerá inestable; cuando la respiración se calme la mente permanecerá inmóvil y el yogī logrará estabilidad. Por consiguiente, se ha de controlar la respiración (con la práctica del prāṇāyāma)." - HYP - II.2

La filosofía subyacente en la "Haṭhayogapradīpikā", se basa en la reconciliación de los opuestos, simbolizada por la unión de "ha" (sol) y "ṭha" (luna), que representan las energías masculina y femenina, respectivamente. El equilibrio de estas fuerzas opuestas es esencial para alcanzar la unidad interna y la iluminación espiritual.

A través de la disciplina del cuerpo y la respiración, el haṭhayoga busca purificar la mente y prepararla para la meditación profunda y las prácticas del yoga superior o rājayoga. Este enfoque práctico hacia la espiritualidad refleja la creencia de que el cuerpo es un vehículo necesario para la evolución espiritual y que su cuidado y disciplina son pasos cruciales en el camino hacia la autorrealización.

Relevancia de la Haṭhayogapradīpikā

A pesar de haber sido escrito hace varios siglos, la "Haṭhayogapradīpikā" sigue siendo una guía invaluable e imprescindible, en la búsqueda del equilibrio físico y espiritual en la vida moderna. Las tensiones y desafíos contemporáneos pueden encontrar alivio en las prácticas atemporales delineadas en este antiguo texto.

La atención consciente en āsana y prāṇāyāma propuestas en la "Haṭhayogapradīpikā", no solo fortalecen el cuerpo físico, sino que también calman la mente y nutren el alma. En un mundo enajenado, y caracterizado por el estrés y la desconexión, las enseñanzas de este texto ofrecen un recordatorio esencial de la importancia de volver a conectarse con uno mismo y la esencia de la vida: el propósito espiritual.

Una Luz en el Camino del Yoga

"Haṭhayogapradīpikā" es más que un manual de prácticas físicas; es una lámpara que ilumina el camino del autoconocimiento y la travesía espiritual. Sus enseñanzas, arraigadas en la antigua sabiduría del yoga, siguen siendo relevantes y accesibles para aquellos que buscan equilibrio, paz y autorrealización en la vida. Sumergirse en las páginas de este clásico atemporal es permitirse ser guiado por la luz eterna que emana del corazón mismo del haṭhayoga y de los maestros. 

"Para quienes vagan en la oscuridad de las diferentes doctrinas en conflicto, incapaces de seguir el rājayoga, el compasivo Svātmārāma ofrece la luz del haṭhavidyā." - HYP - I.3 


- Texto: autor, Maximiliano A. Pellotta. 

- Imagen: representación de los centros energéticos sutiles en el cuerpo de un yogi. 

¿QUÉ O QUIÉN ES UN YOGI? por Maximiliano A. Pellotta

Según la tradición del yoga, ¿Qué o quién es un yogī o yoginī? Es alguien que ha alcanzado el control de la mente y la concentración mental. Alguien que ha trascendido la dualidad y alcanzó el estado de integración, unificación, unión o yoga. Ese estado no sólo lo vincula de manera profunda con su entorno y el todo, sino y principalmente, a la dimensión trascendental de la existencia y a la Consciencia Suprema o Cósmica.

En el "Yogabhāṣya" de Vyāsa sobre los "Yogasūtras" de Patañjali, se describen cuatro tipo de yogīs a saber: "el principiante (prathamakalpika); el intermedio (madhubhūmika); el que posee la luz del conocimiento trascendente (prajñājyotis); y el que ha pasado más allá de lo que puede practicarse (atikrāntabhāvanīya). De estos, el primero es aquel en quien ha aparecido la luz de la percepción excepcional y está dedicado a su práctica; el segundo se encuentra en el camino correcto hacia el conocimiento; el tercero ha conquistado los sentidos, retiene firmemente todo lo que ha logrado y posee los medios para seguir progresando. El cuarto es quien ha superado todas las prácticas y cuyo único objetivo ahora es la reversión de la mente. Este posee los siete tipos de conocimiento último".

En el "Rāja-Mārtanda" de Bhoja sobre los "Yogasūtras" de Patañjali, se describen también las cuatro clases de yogīs: "el primero es el que se encuentra en la etapa de la práctica, y para quien la luz se ha puesto tan sólo en movimiento. El segundo es aquél cuyo entendimiento es portador de la verdad. El tercero es el que ha conquistado los elementos y los sentidos. El cuarto es aquél que ha sobrepasado la contemplación (atikrāntabhāvanīya). Para este cuarto tipo, que conoce y ha obtenido el último de los siete estadios del énstasis, mirando con sus propios ojos (sākṣāt) el estadio final cuyo nombre técnico es “el dulce como la miel”.

En la "Haṭhayogapradīpikā", una obra clásica sobre el haṭha yoga, se describe en detalle la condición de un yogī, al que se considera como mukta o emancipado, establecido en samādhi (estado superconsciente), y que ha trascendido todas las dualidades de la vida mundana.

La meta del yogī es definida en la "Bhagavadgītā" de la siguiente manera: “Aquel que controla las puertas de los sentidos, que confina a la mente en el corazón, que fija al prāna en la cabeza, y, así se dedica a la práctica del yoga, repitiendo el sagrado OM, símbolo de Brahman y medita en Mí, cuando deja su cuerpo, alcanza la Meta Suprema”.

Y por último, la Gītā también insta y urge: “Ciertamente, el yogī que practica asiduamente se purifica de sus faltas; y perfeccionándose durante varias vidas, al final, logra la meta suprema. El yogī es considerado superior a los ascetas, a los hombres de conocimiento, a la gente de acción; por eso sé un yogī. Según Mi opinión, de todos los yogīn, sobresale aquel que, con fe, Me adora con toda su mente absorta en Mí.

En términos modernos, podemos decir que en el yoga hay tres “niveles” de practicantes: principiante, intermedio y avanzado.

El principiante está lleno de entusiasmo, voluntad e intención. Está abierto y atento para aprender, entender, experimentar, vivenciar y sentir. Su única expectativa es superarse, ser mejor persona, sentirse pleno y conectado, ser un poco más sabio, compasivo, tolerante, menos egoísta, más voluntarioso y servicial cada día. Encontrar armonía, equilibrio, paz y bienestar. Busca las respuestas a los grandes interrogantes sobre quién es, cuál es el propósito de la existencia, qué es la vida y cómo alcanzar un plano superior y trascendental, cómo vincular su Ser con el Ser Supremo y cómo servir a un propósito superior…

El intermedio comienza a afianzarse en su camino, se siente más firme y seguro, está aprendiendo, entendiendo y experimentando por vivencia propia. Siente que está conociendo y eso le da más entendimiento y apreciación. Comienza a experimentar los efectos de su práctica y aprendizaje, con lo cual se hacen presentes en su personalidad la tranquilidad, la empatía, la compasión, el sentido del servicio y la buena predisposición para con su propio proceso como para los sucesos en su entorno. Puede ahora ver su falso ego cara a cara y desafiarlo. Comienza a descubrir su verdadero Ser y a comprender e intuir que hay un Propósito Superior al cual estamos sujetos y del cual dependemos. Su cuerpo y mente se purifican, se vuelven más sanos, fuertes, armoniosos y luminosos, y su personalidad irradia entusiasmo, alegría y bienestar.

El avanzado está cerca de la meta, la siente, la huele, la palpa, la ve. Comienza a experimentar las realizaciones que son el fruto de todo su voluntarioso esfuerzo. Ha ido de lo burdo a lo sutil. Su cuerpo y su mente ahora son luminosos, irradian felicidad, mansedumbre y sabiduría. Ha descubierto su verdadera identidad y propósito. Está parado en el umbral de la trascendencia y su falso ego está sometido bajo sus pies. Sólo lo mueve el amor y la compasión. Es un sirviente. Es un guía y un buen amigo. Todo lo que hace lo realiza como instrumento del Propósito Superior y Divino al que sirve rendido. Está libre de apegos y deseos y se ríe burlonamente del mundo material y sus abismos.

Llegados a este punto, debo decir que existe un “cuarto nivel”, ¡Sí!... pero es imposible de concebirlo, pues es puramente trascendental y espiritual, y está más allá de cualquier concepto, especulación e imaginación.

Aprendamos a no perder nunca las cualidades del principiante, pues sin ellas no estarán firmes y seguros los cimientos y las bases de nuestra práctica.

El yoga es el medio para eliminar los obstáculos de este mundo” – Āpastamba


- Texto: autor, Maximiliano A. Pellotta.
- Imagen: antigua pintura mural representando los centros energéticos sutiles o cakras en el cuerpo, rodeado de imágenes de yogis realizando diversos āsanas

¿QUÉ ES EL YOGA SEGÚN LA TRADICIÓN? por Maximiliano A. Pellotta

¿De qué hablamos cuando hablamos de yoga? ¿Qué es el yoga? Se dice que el término sánscrito yoga proviene del verbo yuj: colocar el yugo (para unir a los bueyes), esto en el caso del yoga se refiere al control de los sentidos y la mente. La palabra yoga también significa unión, conexión, juntar lo que está disperso. En este sentido, es curioso que hay también un vínculo con la palabra “religión”, término que proviene del latín “religio” o “religare”, lo que nos lleva al mismo significado que yoga: unión.

¿Pero qué es lo que hay que unir y está separado? ¿Acaso yoga no significaba hacer gimnasia postural para estar saludable? A esta última pregunta la respuesta es un contundente: NO. El yoga comienza trabajando el aspecto físico, si, pero el objetivo de este trabajo no es gimnástico, aunque bien puede ser útil en ese aspecto como complemento de otras disciplinas físicas y terapéuticas, sino más bien, sus técnicas tienen como finalidad purificar el cuerpo y la mente como preparación para las prácticas internas: los procesos meditativos, y el trabajo de transformación psicológica y de la conciencia. 

Según el yoga clásico, es la separación de puruṣa (el espíritu) y prakṛti (la materia), o lo que define como kaivalya: esto es el logro de establecer el Ser en su verdadera identidad, alcanzando así la dimensión espiritual y trascendental. Luego, y por la influencia de la filosofía vedānta, esto tomó la forma de unión con el Absoluto o Espíritu Supremo, de Jīvātmā el alma o consciencia individual, con paramātman, el Alma o Consciencia Suprema o Cósmica. Por lo cual, vemos que detrás del yoga hay un sentido y finalidad místico y espiritual. La acción del yoga implica una serie de procesos y metodologías para trascender la mente y situar al yogī o yoginī en un estado de profunda quietud y silencio interno, y acceder así al contacto con la infinitud, y encontrarse con su verdadera esencia, el Ser espiritual, que es plenitud, pura consciencia, conocimiento y bienaventuranza o satcitānanda. Llegado a este objetivo, el adepto vive en un estado de plenitud, integración y amor puro, y se desvanecen las sensaciones internas de incertidumbre, vacío, duda, insatisfacción, infelicidad, sufrimiento emocional y mental, y sobre todo, se disuelve el velo de oscuridad e ignorancia que nublan la consciencia. 

¿Entonces el yoga no es un método de entrenamiento físico o ejercicio terapéutico y restaurativo para aliviar el estrés? Si bien la salud y el bienestar se dan como efecto y resultado de la práctica, y el yoga tiene aplicaciones en tal sentido, la respuesta es nuevamente un rotundo: NO. Si nos remitimos a las raíces y fuentes del yoga, nos quedará más que claro de que va esto. El yoga como lo conocemos proviene de la antigua tradición védica de la India y tántrica drávida. Ya por ejemplo en el Ṛg-Veda, el texto sánscrito más antiguo, encontramos en sus himnos algunas insinuaciones a un proto-yoga, y más tarde, en tiempos de las Upaniṣads (textos filosóficos y metafísicos), encontramos las primeras definiciones y parámetros de lo que el yoga es. Veamos algunas definiciones que hay en estos maravillosos tratados:

Kaṭhopaniṣad: “Cuando los cinco órganos de los sentidos se aquietan, junto con la mente, y el intelecto deja de estar activo, a esto se le llama el estado supremo. Esta firme contención de los sentidos es lo que se conoce como yoga.”

Maitrāyaṇīya Upaniṣad: “Ya que el yogī une el prāṇa, el om y todo lo demás de diversas maneras, y debido a que se unen, en consecuencia, esta técnica es llamada yoga. La unión del prāṇa, la mente y los sentidos; y el renunciar a todos los objetos, esto es llamado yoga.”

En la Śvetāśvatara Upaniṣad, se habla del yoga en el mismo sentido, y se exponen detalladas instrucciones sobre cómo se debe practicar el yoga, el cual se entiende como el control de la mente, los sentidos y la práctica de la meditación. Podemos seguir así con varios ejemplos y citas, y todos van en el mismo sentido: el yoga es una ciencia, tecnología y metodología de prácticas psicofísicas para aquietar la mente, controlar los sentidos, y acceder a la meditación profunda y la experiencia del samādhi o interiorización completa. De hecho, en el Yogabhāṣya, el comentario que acompaña a los Yogasūtras (los aforismos del yoga), Vyāsa define al yoga como samādhi. Y si nos remitimos ya a los Yogasūtras de Patañjali, texto fundamental y referencial del yoga, leemos el siguiente aforismo sobre que es el yoga: “yoga es el estado en que cesa la identificación con los procesos mentales”. Los Yogasūtras sistematizan con una maestría inigualable, las técnicas y procesos para realizar el yoga.

Y remitámonos también al yoga śāstra por excelencia, la Bhagavadgītā, en donde se expone el yoga con una profundidad y alturas sublimes. Ahí encontramos definiciones del yoga tales como: “yoga es ecuanimidad mental”, “yoga es el control de los sentidos”, “yoga es liberación del sufrimiento”, y todo esto en el marco de un diálogo magistral donde abunda la enseñanza más completa y trascendental del yoga

Podemos apreciar entonces, que el yoga es una tecnología diseñada para el trabajo sobre la mente y la consciencia, realizar el sí-mismo, y descubrir nuestra verdadera identidad: el Ser espiritual. 


- Texto: autor, Maximiliano A. Pellotta.

- Imagen: símbolo del mantra OM. 

YOGA, UN MÉTODO DE REINTEGRACIÓN

El yoga es una antigua ciencia que se basa en entender sutilmente el cuerpo, la mente y el alma. Al practicar yoga de manera constante y regular, el adepto experimenta un estado de paz y conexión con el entorno.


La mayoría sabe, o escuchó decir, que el yoga fortalece y flexibiliza el cuerpo, mejorando sistemas como el respiratorio, nervioso, circulatorio, digestivo y hormonal, también provee armonía y equilibrio emocional y psíquico. Pero esto es solo el principio del camino hacia el samādhi, o estado de integración, que es la meta última del yoga.

Los sabios descubrieron y enseñaron, hace miles de años, cuatro caminos hacia la autorrealización: el camino del conocimiento o jñana marga, el del servicio desinteresado o karma marga, el del amor y devoción o bhakti marga, y el del control de la mente y los sentidos o yoga marga. Todos llevan al mismo destino: el samādhi.

La palabra "yoga" viene de "unir" en sánscrito, simbolizando la unión del ser individual, Jīvātmā, con el ser universal, paramātman. Antes de esta unión, se integran el cuerpo con la mente y la mente con el yo. El yoga es una experiencia interna que une cuerpo, sentidos, mente e inteligencia, integrados en un todo.

Patañjali, un sabio maestro referente del yoga, comprendía profundamente la mente y la psiquis humana, y como liberar al hombre del sufrimiento. Sus conocimientos, junto con las enseñanzas de los sabios de la tradición del yoga, se exponen en su obra "Yogasūtras" (los aforismos del yoga), donde se detallan diferentes formas para que cada persona alcance su máximo potencial.

Según Patañjali, el yoga busca calmar el caos de pensamientos e impulsos contradictorios que provienen de la mente. La mente tiende naturalmente hacia el egoísmo, lo que genera prejuicios y problemas en la vida diaria. El yoga se enfoca en dos áreas de inteligencia: el corazón y la cabeza. El corazón, representa el falso orgullo que perturba la mente y afecta el cuerpo.

Patañjali identifica problemas como dolencias físicas, falta de interés, dudas, indiferencia, pereza, deseos excesivos, conocimientos erróneos, indisposición, inestabilidad corporal y respiración inconstante. Solo a través del yoga se pueden superar estas dificultades, disciplinando la mente, las emociones y la razón.

El yoga, también conocido como aṣṭāṅga yoga, tiene ocho técnicas o pasos divididos en dos disciplinas. La primera incluye prácticas éticas y físicas, de control emocional y mental, y la segunda busca el alma a través de la concentración, meditación y absorción profunda.

En este viaje espiritual, es crucial reconocer el papel del cuerpo. Patañjali afirma que la práctica del yoga elimina las impurezas del cuerpo y la mente, permitiendo que la inteligencia y la sabiduría se desarrollen en armonía con el cuerpo, los sentidos y la mente, y así se manifieste el sí-mismo, el Ser esencial.


- Texto: traducción libre basada en "Yoga, the path to holistic health" de B.K.S. Iyengar, realizada por Maximiliano A. Pellotta.

- Imagen: representación mítica del sabio Patañjali.

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